Este fin de semana, nuestros fundadores, Misioneros de Guadalupe, festejaron su 70 aniversario luego de que, el 7 de octubre de 1949, el Arzobispo de Puebla, D. Ignacio Márquez Toriz, celebrara una misa en la Basílica de Guadalupe ante la presencia de Monseñor Alonso Manuel Escalante y los doce primeros estudiantes del Seminario de Misiones Extranjeras. Por lo que la comunidad UIC se unió a su celebración.
De este modo, primero el sábado 5, se llevó a cabo la tradicional peregrinación a la Insigne Basílica de Guadalupe. De nuestra casa de estudios salieron más de seis camiones con rumbo a la Glorieta de Peralvillo y, a partir de ahí, hasta llegar a la misa solemne oficiada por el nuncio apostólico, Monseñor Franco Coppola quien en su homilía elogió la labor de los misioneros y explicó por qué Su Santidad determinó que este año sería un mes misionero extraordinario; asimismo, exhortó a los asistentes a ser misioneros también, y a los padres asistentes, entre los que se encontraban 15 obispos, a ser cada vez más una Iglesia de salida.
El evento central, la misa solemne fue celebrada por Monseñor Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, y concelebrada por los obispos asistentes y por el Superior General y el Vicario de Misioneros de Guadalupe, padres Raúl Ibarra Hernández, MG, y Eugenio Romo, Romo, respectivamente.
En su homilía, Monseñor Cabrera destacó que el amor, el encuentro y la esperanza son elementos esenciales para la misión y felicitó a Misioneros de Guadalupe por su 70 aniversario así como a los padrinos y madrinas por contribuir a que la Palabra del Señor se difunda.
Cabe señalar que el Arzobispo de Monterrey fue el encargado del “envío” de un sacerdote MG a Perú y de una misionera laica asociada a Kenia.
Al terminar la misa, se contó con la intervención del obispo Dominic Kimengich, titular de la diócesis católica de Lodwar, al norte de Kenia, en el área de Turkana, quien haciendo una metáfora del río de Galilea y del Mar Muerto, comparó a Misioneros de Guadalupe con el primero pues representa una Iglesia de salida.
Finalmente, el padre Ibarra agradeció a todos aquellos que han hecho posible la existencia de Misioneros de Guadalupe e invitó a los obispos asistentes a partir el pastel conmemorativo.