- En México, el bioderecho y el derecho natural son desconocidos
- Las leyes que se dan en México se deben más a intereses políticos e ideologías políticas
- Es derecho de los padres y no del Estado la formación moral de sus hijos
En el marco de los “Conversatorios sobre derecho a la vida, dignidad humana y bioética” en los cuales intervendrán reconocidos juristas mexicanos y argentinos del 6 al 9 de septiembre del año en curso de las 18 a las 19:30 horas, el doctor Javier Saldaña Serrano, catedrático del Instituto de Investigaciones Jurídicas UNAM, quien también participará en el evento organizado por la Red Mexicana de Ética y Realismo Jurídico y la Fundación Aguirre, Azuela, Chávez, Jáuregui, señaló en entrevista exclusiva para NotiUIC que estamos atravesando por uno de los periodos de la historia más difíciles debido a la “ignorancia supina. Hoy es más importante perder el tiempo en cuestiones superficiales que en las cosas verdaderamente profundas”, señaló tras explicar el significado de los términos bioderecho y iusnaturalismo: El primero, “es el puente que hay entre dos disciplinas (derecho y bioética), es aquella disciplina jurídica que se relaciona con la bioética y con los problemas que ésta presenta (fecundación en vitro, eugenesia, eutanasia, la experimentación en seres humanos, entre otros). El objetivo del bioderecho es la protección del ser humano, la dignidad de la persona”, en tanto que el iusnaturalismo “es una teoría que explica el derecho natural construido por reglas y postulados y, al igual que el bioderecho, se preocupa por estudiar y proteger la dignidad de la persona y se contrapone con el ius positivismo enjuiciándolo cuando éste violenta alguna expresión de la dignidad humana”.
Al ser cuestionado sobre la importancia de estos temas en la vida de la sociedad y, en particular, en la de los estudiantes universitarios, el experto destacó que en las universidades de nuestro país no existe como tal una asignatura que aborde los problemas de la bioética y que debería considerarse “pues ya no sólo se habla de la posibilidad de clonar animales, sino la eugenesia liberal como los famosos ‘niños a la carta’ y ya se está pensando en la posibilidad de intervenir directamente en seres humanos para que sean sujetos de experimentación. Este tipo de problemas son graves, ya que, por ejemplo, en el caso de la maternidad subrogada, al ser humano se le cosifica y este tipo de prácticas necesitan ser estudiadas y no por el derecho positivo porque éste poco puede decir respecto al fondo de esos problemas”, los cuales, añadió deben estar sometidos a las críticas moral y jurídica.
En México, advirtió, el bioderecho y el derecho natural son prácticamente desconocidos, pero en países como Argentina y Chile ya se aplica. “¿Es éticamente correcto que se pueda manipular a seres humanos o la clonación o el aborto o la eutanasia? Esto debe ser sometido al análisis ético y jurídico, no al análisis legal”, aseguró y añadió que, por desgracia, “nuestra juventud está muy apegada a las redes sociales y es obvio que este tipo de temas no pueden ser analizados de manera superficial. Es tanta la información que tienen que sólo se quedan con lugares comunes. Todo este tipo de problemáticas debería estar presente en la formación de los estudiantes universitarios de cualquier carrera; es decir, debería ser transversal y sobre todo en escuelas de Derecho porque, entonces, la pregunta sería, ¿con qué elementos teóricos un juez va decidir un asunto que involucra esta problemática?, ¿con qué argumentos los legisladores van a discutir un proyecto, como por ejemplo lo del vientre subrogado, si no saben que existe? Son temas que no pueden soslayarse y nuestras universidades y facultades deberían preocuparse por formar a las nuevas generaciones en ellos”.
Por otro lado, el doctor Saldaña mencionó que debemos desmitificar un poco la ciencia, porque también nos ha dado disgustos, como la bomba atómica, por ejemplo. “Debemos andar con pies de plomo cuando hablamos de prácticas bioéticas porque se pueden realizar cualquier tipo de investigaciones, pero deberían estar sometidas a la ética y la moral ya que no vaya ser que estemos faltando a la dignidad del ser humano”, destacó y dijo que “no hay que aceptar el hecho de que los avances científicos por sí solos son progresistas y, por lo tanto, las ciencias sociales tienen que adecuarse porque siempre van retrasadas”.
Por desgracia, apuntó el catedrático, “las leyes que se están dando en México en este momento se deben más a intereses políticos e ideologías políticas. Nuestros legisladores no están preparados porque son políticos y es muy difícil que un político tenga una buena formación filosófica, teórica, ética, jurídica, y atiende, más bien, a lo que el líder de su bancada le dice que tiene que votar y, además, muchas de estas leyes responden a una ideología y, más aún, a intereses trasnacionales. Por ejemplo, la ONU se ha encargado, en los últimos años, de hacer la agenda a los países en vías de desarrollo. Entonces, podemos tener muy poca esperanza en las leyes que nos rigen, ¿qué se necesita? Que nuestras universidades, de manera transversal, impartan este tipo de cursos y hacer conciencia entre los estudiantes a través de la lectura. Es ahí, en la juventud, no en los políticos a los cuales no creo que les interese formarse en bioética, sino en las nuevas generaciones a quienes debe formarse con buena bibliografía, pues estarán mejor preparados para ser legisladores y jueces. Apuesto por la buena educación, por los buenos maestros que sean capaces de acercarles a los alumnos una enorme variedad de lecturas para que éstos formen su propia conciencia y los maestros los formen con las lecturas, abiertos al estudio y a la reflexión”, subrayó y, además, comentó que “nuestros legisladores no conocen ni siquiera la función para la que están llamados, que es hacer leyes […] Las redes sociales no están ayudando a que los estudiantes formen un criterio amplio y les están dando solamente una visión. En este sentido, los padres son quienes deben hacerle ver a sus hijos los errores y acercarles la información que ellos crean conveniente, pues es derecho de los padres y no del Estado la formación moral de sus hijos y también se debe estar atento a los maestros”; por ello, aseveró “no le tengo miedo a las ideologías, sino al cercenamiento del intelecto. El presentar una visión parcial a los estudiantes, atenta contra su dignidad […] Estamos atravesando por uno de los periodos de la historia más difíciles por la ignorancia supina. Hoy es más importante perder el tiempo en cuestiones superficiales que en las cosas verdaderamente profundas, a los estudiantes se les ha robado el hambre de aprender y ahora se mueven sólo con tópicos comunes repetidos en el tic-toc”, finalizó.
Por último, el abogado extendió una cordial invitación a la comunidad UIC a sumarse a escuchar los conversatorios en los que participarán distinguidas personalidades quienes durante mucho tiempo han estudiado estos temas y, seguramente, darán información muy valiosa para formar un criterio y para contar con perspectivas distintas a las que se manejan en medios de comunicación o en la comunidad internacional.
Aquí mostramos el programa. Para inscribirse, escanee el código QR del cartel.