En noviembre de 2019 un virus atacó nuestra forma de vida y surgió una nueva realidad. No fue aquí, en México, fue en China. Una nación tan lejos territorialmente de nuestro país, que creímos que la enfermedad nunca llegaría a nuestra nación.
¿Por qué la soberbia de todos los países de pensar que se quedaría en China? ¿Por qué pensamos que este virus no representaría una amenaza? Son preguntas que nos hacemos hoy, casi un año después de que se hiciera público el primer caso.
Es absurdo pensar que un microorganismo no sería capaz de modificar nuestra vida, sobre todo si consideramos la historia. De las primeras enfermedades epidémicas registradas tenemos la peste, que ocasionó 40 por ciento de las muertes en Constantinopla.
Para la Edad Media, la peste negra ya era una enfermedad con la que se convivía. Los médicos de la época investigaban e intentaban combatir la enfermedad que seguía cobrando vidas. Se dice que se perdió 60 por ciento de la población europea durante sus años de mayor actividad.
No nos fue mejor con la viruela, que, si bien los números no se comparan con la letalidad de la peste, fue una enfermedad altamente contagiosa que diezmó a la población mundial.
Mundo hipercomunicado
Dichas enfermedades obligaron a la población a crear nuevas normas, nuevas normalidades para evitar la propagación. El cambio tenía que venir de todos, no únicamente de los adelantos de la medicina o de los nuevos estudios epidemiológicos. Dependía de cada uno de los pobladores de las regiones afectadas.
¿Y con esta enfermedad qué pasó? No dimensionamos que vivimos en un mundo hipercomunicado, donde las barreras territoriales no representan fronteras intraspasables. Donde la globalización no marca sólo el mercado económico, sino muchas actividades, como la importación y exportación de productos, intercambio cultural, turismo, entre otros
¿Nos creímos más poderosos que un virus? Sí, y por nuestra soberbia disfrazada de ignorancia hemos vivido en confinamiento por los últimos siete meses. Pero, ¿quién hubiera pensado que un organismo microscópico nos haría tanto daño? Nadie, porque desde que somos conscientes, hemos podido “dominar” a cada ser vivo que hemos conocido. Sin embargo, se nos olvido que hay mucha más vida en este planeta que no podemos ver a simple vista.
¿Y ahora qué pasara? Lo mismo que en otras pandemias registradas por la historia. Mientras no se encuentre una vacuna que nos ayude a crear anticuerpos para combatir la enfermedad, adaptaremos nuevas reglas de convivencia, nuevas reglas de higiene y viviremos es una “nueva normalidad”. Después de algún tiempo de investigación, encontraremos una solución que nos proteja. Pero, lo que alguna vez creímos nuevas normas sociales, se quedarán con nosotros, se volverán normales.
En el futuro un nuevo virus llegará y no estaremos preparados. Lo único que podemos hacer es aprender que la raza humana no está por arriba de otros seres vivos del planeta, que formamos parte del ecosistema y de la cadena alimenticia. Y espero no seamos tan soberbios para que el número de vidas perdidas no se incremente tan rápidamente.
Para saber más
Licenciatura en Comunicación Digital, Universidad Intercontinental. Disponible en
https://www.uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/comunicacion/
Especialidad en Publicidad en Medios Interactivos, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/posgrados/posgrados-uic-en-arte-comunicacion-y-tecnologia-en-contexto/especialidad-publicidad-medios-interactivos/
Licenciatura en Psicología, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-de-la-salud/psicologia/
Diplomado en Neuropsicología, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/educacion-continua/diplomado-en-neuropsicologia/
Jesús Ayaquica Martínez, “Aristóteles vs Freud: debate sobre la felicidad”. Disponible en https://www.uic.mx/aristoteles-vs-freud-debate-sobre-la-felicidad/
Jesús Ayaquica Martínez, “Consejos medievales para aliviar las penas”. Disponible en https://www.uic.mx/consejos-medievales-aliviar-las-penas/