Carlos Obregón Santacilia fue uno de los arquitectos más prolíficos de la época posrevolucionaria. Si bien empezó siendo neocolonial, la mayor parte de su obra se apegó al estilo art déco.
Los proyectos más importantes de Carlos Obregón Santacilia
En 1925 Obregón Santacilia realizó algunos de sus proyectos más importantes: la adaptación para la Cámara de Senadores de la República; la prolongación que va de avenida Chapultepec al Zócalo con el arreglo de la Plaza de la Constitución; la construcción del edificio Santacilia, y la ampliación y remodelación del edificio de oficinas que se convertiría en el Banco de México.
Conocido como La Mutua, el inmueble proyectado por la firma norteamericana De Lemos & Cordes Architects en 1903, fue comprado a la compañía estadounidense Mutual Life Insurance Company of New York para establecer ahí el banco central del país
Éste se inauguró de manera oficial el 1 de septiembre de 1925, con la presencia del entonces presidente Plutarco Elías Calles.
Respeto por lo original
Obregón Santacilia cambió completamente la distribución del edificio y agregó una construcción dos veces mayor a la existente para aumentar sus dimensiones e incluir grandes bóvedas de valores.[1]
El arquitecto respetó al máximo la fachada principal, conformada por sillares, ventanales y arcos monumentales, conservándola en su estado original y extendiéndola hacia el este y oeste.
La intervención de Obregón Santacilia en el cascarón del edificio consistió en acciones mínimas: retiró unas cariátides femeninas ubicadas en las jambas de los balcones del primer piso y bajo el friso y unas cabezas de león centrales que se encontraban en la parte superior; las letras M (de Mutual); unos pináculos a los costados del acceso, y el asta bandera de bronce, que fue sustituida por una de cantera.
Esta simplificación permitía mantener la armonía con las construcciones circundantes, como el Palacio de Correos, que, a pesar de tener estilos diferentes, podía lucir gracias a que se mantenía en proporción con la volumetría del edificio.
El edificio del Banco de México
El nuevo acceso del Banco de México consistió en una puerta giratoria de cristal con un nuevo remate escultórico en la parte superior y con rejas corredizas de bronce.
Al interior se realizó un espacioso vestíbulo, un mezanine y una escalinata. Asimismo, se agregaron grandes columnas, plafones, mostradores y faroles diseñados bajo el estilo art déco clásico.
Por ello, se empleó un manejo integral de acabados y ricos materiales como mármoles de gran calidad, ámbares, vitrales, cristales biselados, bronces, latones, maderas finas, y cerámicas, que reafirmaban la elegancia del sitio.
Los pisos de mosaico italiano en tonos amarillos y rojizos están ordenados en patrones déco de líneas quebradizas y semicirculares.
Éstos contrastan con el mármol negro del resto del piso, también resaltado por los efectos metálicos de los barandales y las molduras de bronce presentes tanto en el acceso, como en los muros.
Suntuosidad
La sala bancaria es uno de los espacios más suntuosos que existen en México. Ésta consta de tres naves: la central, formada por ocho columnas ochavadas de fustes de mármol negro de Portoro, y bases de mármol de Bélgica, decoradas con elementos de bronce en estilo déco, semejantes a las volutas del capitel jónico.[2]
Dos naves laterales de anchos corredores dan acceso a las diversas áreas públicas y de trabajo. Éstas se organizaron en cubículos delimitados por muros de un metro de altura que permitían a los jefes observar desde su lugar a los colaboradores.
La sala de espera se ubica en la nave derecha del hall, así, los clientes del banco podían acceder sin tener que pasar por las áreas de trabajo.
Dicho nivel se encuentra iluminado por lámparas de latón de forma octagonal que cuelgan de cadenas gruesas. En el vano de la entrada al vestíbulo se encuentra un reloj déco hecho en bronce sobre mármol de paonazzo tallado con forma de sol con pequeños rayos.
El reloj descansa sobre un gran festón elaborado a base de hojas vegetales, uvas, espigas de trigo y otros elementos. Al centro de esta área se encuentra el acceso al sótano, donde está la bóveda principal, fabricada por The Mosler Safe Company.[3]
La cubierta del vestíbulo se apoya en seis grandes pilares de mármol negro. Ésta consta de un plafón de cristal color ámbar con una serie de motivos angulares y geométricos que combinan espigas de trigo y figuras masculinas y femeninas con alusiones a la abundancia.
La escalera original fue reemplazada por una de tres rampas rectas, una central y dos laterales, que conducen al mezanine.
Los escalones están revestidos en mármol negro veteado. Las alfardas de la escalera, también de mármol, contienen a los catorce escalones de la primera rampa que llega al descanso, donde se observa una banca enmarcada por dos jardineras y una gran lámpara estilo déco que cuelga de un perfil metálico.
Carlos Obregón Santacilia y la época de prodigio
Estos interiores lujosos buscan acentuar la prodigalidad de la época. Los materiales refinados coinciden con la paleta de texturas propias del art déco.
De esa manera, el edificio resulta “adecuado para incorporar un nuevo ‘gusto’ y una nueva ‘calidad’ de masas al flujo caótico del consumo metropolitano.”[4]
Al respecto, Garay Orellano comenta que ninguna obra del art déco en México alcanzó la calidad de materiales y refinamiento general que El Banco de México.
El mismo Palacio de Bellas Artes, cuyos interiores se realizaron en 1932, sufrió los efectos de una época de restricción económica provocada por la crisis de 1929 que se resintió en todo el mundo.[5]
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Para saber más
Diplomado en línea: Aseguramiento y Control de Calidad. Universidad Intercontinental.
Licenciatura en Diseño Gráfico, Universidad Intercontinental.
Abril López, “Arquitectura con orientación social”, Blog UIC. Disponible en https://www.uic.mx/arquitectura-orientacion-social/
Pamela López, “Las sensaciones de la arquitectura”, Blog UIC. Disponible en https://www.uic.mx/las-sensaciones-de-la-arquitectura/
[1] Carlos Obregón Santacilia, Pionero de la arquitectura mexicana, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2001, p. 51.
[2] Iván Figueroa, Omar Rojas y Bernardo Balbuena, “Análisis del espacio arquitectónico en edificaciones del siglo XIX en México: Banco de México”, Espacio arquitectónico en México [en línea], https://espacioarquitectonicoenmexico.wordpress.com/banco-de-mexico/
[3] Ibidem.
[4] Graciela Garay Arellano, La obra de Carlos Obregón Santacilia Arquitecto, México, Secretaría de Educación Pública, 1982, p. 61.
[5] Ibidem.