Ciudad horizontal vs. ciudad vertical: oportunidad de desarrollo

Autor UIC

Escrito por: Pamela López García

Docente de Arquitectura

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La imagen de la ciudad horizontal está desapareciendo para convertirse en el reflejo de nuestro afán por llegar al cielo.

Arquitectura vertical

Porque últimamente la arquitectura ha debido transformar la manera de ocupar el poco espacio disponible en la ciudad. En conversaciones familiares, han surgido diversas preguntas. ¿A quién otorgar el primer lugar de la máxima altura respecto de los demás? ¿Quién ha resuelto estos paraísos verticales tomando en consideración a quien los usa, admira, compra, vende o desecha?

Horizontal vs. vertical

Aún no logramos transformar este infinito espacio vertical para insertar a los parques, centros de barrio, zócalos, alamedas, patios.

Entonces, ¿qué tipo de transformación estamos dándole a estos lugares mientras los que nos “cobijan” crecen erguidos? Al parecer ninguna. No es obligatorio hacer un parque de 80 pisos para entrar al club.

Ciudad horizontal: un óptimo desarrollo

Ahora es el momento soñado por todo urbanista, arquitecto paisajista y los entusiastas del amor por un paisaje suave. Por fin, llegó el momento de adueñarnos de la imagen de la ciudad horizontal para hacerla propagarse. Como una vitamina adaptable llena de elementos esenciales para el óptimo desarrollo de la comunidad de comunidades.

Diseño y propósito van de la mano

En reuniones familiares es común que alguien mencione lo fantástico que ha sido conocer el nuevo centro comercial cercano a casa. Para la mayoría, el gusto nace de la presencia de vegetales, mobiliario cómodo de diseñador y algún cuerpo artificial de agua. ¿Y las tiendas? ¿Acaso los arquitectos que diseñaron el centro comercial no se merecen una ovación por tan “bello” resultado? Por supuesto que sí. Pero sólo si su diseño logra reunir de manera transformadora a los grupos que habitan el sitio para convertirlo en lugar.

Desventajas actuales de la ciudad horizontal

Imaginemos una nueva reunión familiar. La misma conversación, pero diferente objeto; ahora, un parque.

La opinión pública puede ser controversial cuando hacemos ver que el parque es un sitio (casi) libre del estímulo consumista. O si decimos maravillas de un parque en domingo. Porque todos saben de las interminables filas para estacionar y por fin bajar bicicletas, perro, hielera y balones. En definitiva, el parque perdería la batalla.

Perspectivas de la horizontalidad

¿Cómo hacer que el paisaje horizontal habitable pueda ganar más batallas? ¿Será que sí necesitamos parques de 80 pisos para responder a las necesidades de la creciente población? O más bien, ¿el paisaje horizontal debe responder a las necesidades de otros actores en el ecosistema únicamente?

Considero fielmente que la oportunidad de adueñarnos de esta horizontalidad es inminente. Como responsables del diseño, nos toca replantear el concepto de lo que significa un espacio público. Ya sea un parque, un centro de barrio, un zócalo, una alameda, un jardín, un patio. Y, así, contribuir a la formación de un paisaje cotidiano que exprese lo que de particular anida en el carácter de la colectividad.

Nutrir el espíritu nómada

Los invito a reflexionar sobre cómo propagar esta vitamina en una ciudad horizontal para hacer de ella una con mayor diversidad de personas, pero también de lugares que nutran nuestro espíritu nómada.

 

Para saber más

Licenciatura en Arquitectura, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/arquitectura/

Javier Maderuelo, “El paisaje urbano”, Estudios Geográficos, vol. LXXI, núm. 269, julio-diciembre 2010, pp. 575-600. doi: 10.3989/estgeogr.201019

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