¿Qué es una institución?
La institución, definida de la manera más sencilla, es aquello que instaura, socializa, transmite y sedimenta. Para Dubet (2006), la institución es lo que hace surgir un orden simbólico y forma un tipo de persona ligada a este orden instituyente.
Tipos de instituciones
En este sentido, la Iglesia, la Escuela, la Familia, el Estado y, actualmente, los medios de comunicación son instituciones porque inscriben un orden simbólico y una cultura en la subjetividad de las personas. “Institucionalizan” valores, símbolos e “instituyen” una naturaleza social en la naturaleza de las personas (Dubet, 2006).
El interés por estas instituciones y, particularmente, por la escuela, es porque, a decir de muchos pensadores, tales instituciones están en crisis o han entrado en un estado líquido (Bauman, 2003).
Crisis institucional
La hipótesis central de Dubet (2006) es que la crisis no es sólo una dificultad de adaptación a un entorno en movimiento, sino que es una crisis del propio proceso de socialización, una crisis inscrita en una mutación profunda del trabajo sobre el otro. Esta crisis de la institución implica asumir los límites del “programa institucional” como producto de una mediación entre los valores universales e individuos particulares.
El programa institucional se encuentra en crisis como consecuencia de una mutación cultural en el marco de la modernidad líquida, de la que Bauman dice:
“La solidez de las cosas y de los vínculos humanos se ven como amenaza. Cualquier juramento de lealtad, cualquier compromiso a largo plazo auguran un futuro cargado de obligaciones que restringiría la libertad de movimiento y reduciría la capacidad de aprovechar las nuevas y todavía desconocidas oportunidades en el momento en que se presenten” (p. 28).
Continuando con Dubet, también menciona que al programa institucional lo conforman lo sagrado, la vocación, el santuario y lo simbólico. Cada uno de estos aspectos implica enormes desafíos para las organizaciones, principalmente para las educativas, pues es una tarea compleja que la escuela se ajuste permanentemente al tiempo histórico y responda a necesidades reales del presente y no de otra época.
En esta crisis se ve con mayor fuerza la itinerancia de los sujetos. Los jóvenes están en la cresta de los cambios culturales. Están siempre en camino, su lugar es la itinerancia y no la estancia: como jóvenes mutantes son, a su vez, sujetos itinerantes (Fresia, 2020). Por lo tanto, la itinerancia y el poder cambiar la forma de creer y vivir en la comunidad y sus instituciones, hace necesario plantear otra forma de institucionalización, especialmente de la escuela.
Estructuras escolares
Las estructuras escolares están desajustadas respecto de los sujetos cambiantes y las nuevas formas de la subjetividad juvenil (Fresia, 2020). Esto se debe a que la escuela y las formas administrativas responden, generalmente, más a problemas institucionales que a las necesidades reales de los sujetos pedagógicos, en este caso los jóvenes. De manera que, el lenguaje pedagógico, las didácticas y los dispositivos escolares son extraños para las formas de pensar de los jóvenes, pues las propuestas educativas no satisfacen las expectativas y las formas de entrar en vinculación con ellos. De ahí que no se logre la adhesión esperada al ámbito institucional.
La institución de la escuela
La escuela tiene el desafío de repensar y rehacerse ante las mutaciones culturales y de comprender las nuevas gramáticas juveniles (códigos, lenguaje y estéticas) que permiten entender los cambios institucionales, no desde lo permanente y establecido, sino desde la fluidez, la negociación de significados y los cambios de reglas. Ver estos cambios culturales y sociales como posibilidades, y no como peligros apremiantes, es lo que moverá a la escuela para no quedarse en el tiempo, sino para conmoverse con él.
Debemos pensar nuevas herramientas para que fluya el movimiento de los jóvenes, pues, de lo contrario, se puede agrandar la brecha entre la subjetividad juvenil y la institución. Ahora los jóvenes se presentan como un espacio a conquistar, por lo que surgen nuevas preguntas: ¿Cómo podemos permanecer encerrados cuando la escuela está acorralada por problemas sociales y las demandas juveniles?, ¿puede la escuela continuar ajena a la realidad y aportes de los adolescentes y jóvenes?
Crucemos los límites y pensemos qué otra escuela y, por lo tanto, qué otra sociedad son posibles en la actualidad.
Para saber más
Licenciatura en Pedagogía e Innovación Educativa, Licenciatura en Filosofía, Universidad Intercontinental.
- Bauman, Z. (2003). Modernidad Líquida. México: Fondo de Cultura Económica.
- ———— (2005). Los retos de la educación en la modernidad líquida. México: Gedisa.
- Dubet, F. (2006). El declive y las mutaciones de la institución. Revista de Antropología Social, 40–64.
- Fresia, A. I. (2020). Habitar la escuela. Las formas de la escuela. Sujetos y escenarios posibles, 53–67.