El estudiante de traducción con buen manejo de inglés suele preguntarse si es relevante especializarse en el inglés de negocios. Para responder esta pregunta, conviene considerar los siguientes tres ámbitos que se relacionan directamente con el mundo de los negocios.
La industria del entretenimiento
¿Quién no goza de una película graciosa tras una jornada laboral que con frecuencia excede nuestras fuerzas físicas e intelectuales? Según Theodor Adorno, existe un aspecto del que no somos conscientes cuando accedemos a los productos del recreo globalizado.
Cuanto más agotados, menos resistencia oponemos a los modelos de pensamiento y conducta —competencia y consumo— que de manera placentera y divertida nos dictan en una comedia romántica, una película de superhéroes o una de detectives.
Echemos un vistazo a las finanzas, la economía política internacional y los intereses de las potencias mundiales actuales. Así podremos entender cómo operan los negocios en nuestras series y películas favoritas, que frecuentemente provienen del entorno angloparlante.
La cultura de lo desechable
¿Cuántas veces renovamos electrodomésticos, equipos de cómputo, teléfonos, ropa, calzado y artículos de uso cotidiano en lapsos cada vez más breves? Como consumidores, no queremos adquirir un bien o servicio con fecha de caducidad demasiado cercana a la compra.
Pero la obsolescencia de muchos productos está diseñada para acelerar el ciclo de consumo. Lejos de beneficiar a los consumidores, tal consumo perpetúa un modelo económico vertical y excluyente. Podemos comenzar a analizarlo de modo más crítico y autónomo si contamos con la herramienta básica: el lenguaje de los negocios.
Las relaciones humanas
¿Son las relaciones interpersonales tan desechables como los productos que consumimos en el mercado? Amor líquido es un concepto que el sociólogo Zygmunt Bauman desarrolla en su libro del mismo nombre.
Los afectos, desde la familia hasta las relaciones de pareja, se tornan cada vez más fugaces e inasibles.
Parece que la convivencia es cada vez más breve. Por un lado, incluso más dependiente de las redes sociales donde podemos apagar el dispositivo electrónico a nuestro antojo o bloquear a nuestros contactos. Por otro, las relaciones humanas también se muestran como interacciones comerciales donde priman valoraciones en términos de costo y beneficio.
Haría falta pensar si el lenguaje de los negocios (considerando al lenguaje en sí como articulación de una visión de mundo) ha transgredido los límites de lo económico para modelar la percepción contemporánea del amor.
Inglés de negocios: ¿para qué?
Con el contexto anterior, el estudiante de traducción puede identificar la relevancia del estudio del inglés de negocios más allá de su dimensión lingüística. Esto le ayudará a desarrollar un conocimiento más amplio y más profundo de su realidad, no sólo como estudiante o profesionista, sino, en principio, como ciudadano, amigo, hijo, hermano o pareja.
Por el bien de la sociedad
Ojalá el estudiante se convenza de la conveniencia de atender a lo expuesto. Porque hoy necesitamos profesionistas críticos que puedan realizar otras tareas, además de la especialización técnica. Hablamos de tareas humanistas que se integren a su quehacer cotidiano para bien del medio ambiente, las comunidades y las sociedades.
Para saber más:
Licenciatura en Traducción, Localización e Interpretación. Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/traduccion-localizacion-interpretacion/
Theodor Adorno, Dialéctica de la Ilustración, Madrid, Trotta, 2009.
Zygmunt Bauman, Amor líquido. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005.
Gilles Lipovetsky, El imperio de lo efímero, Barcelona, Anagrama, 1990.