El diseño gráfico: un muerto vivo (parte 1)

Escrito por: Víctor Manuel Martínez Beltrán

Docente de asignatura/Coordinador de talleres de diseño gráfico

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“El diseño gráfico está muerto”, “no estudies esa carrera” escucho frecuentemente en universidades y foros de discusión.

Y no sólo ahí; también en redes sociales y plataformas digitales. Incluso, en las anécdotas de mis estudiantes cuando refieren el día que comunicaron la decisión a sus padres.

Panorama del diseño gráfico

Estudié Diseño de la Comunicación Gráfica en una universidad pública a mediados de los ochenta. Pero mucho tiempo después entendí la diferencia entre lo que estudié y lo que entonces se denominaba diseño gráfico.

La diferencia radicaba en que en mi universidad se realizaban proyectos multidisciplinarios desde los primeros trimestres. También, a que había áreas de especialización durante el último año y que ya se hablaba del usuario.

El diseño gráfico, inaccesible

El México que me tocó vivir cuando estaba estudiando era muy diferente del que conocemos ahora.

Se carecía de opciones distintas al Partido Revolucionario Institucional y tampoco existía el Tratado de Libre Comercio. Este último hecho provocaba que hubiera pocas opciones de compra en mercancías diversas.

En esos años de “vacas gordas”, los diseñadores ganaban “mucho dinero”, según la percepción popular. Se creía que la profesión estaba  más cerca de lo artístico que de lo eficientemente comunicativo. Con frecuencia, se escuchaba que una persona era buena diseñadora sólo porque dibujaba bien.

Durante ese tiempo, realicé más prácticas dirigidas hacia la experimentación creativa que hacia entender los procesos de diseño, pues dominaba la semiótica, apoyada en la Gestalt.

Por supuesto, apenas se utilizaban computadoras. No existían Illustrator, Photoshop ni InDesign; la tipografía se dibujaba a mano o se formaba usando Letraset o Mecanorma (no muy fácil de conseguir y bastante caro para un estudiante).

Las imágenes se fotocopiaban y retocaban. Los originales mecánicos se armaban en cartón caple con camisas de papel vegetal, donde se pegaban textos y ventanas de papel negro para insertar imágenes, así como para escribir  indicaciones para el impresor.

Del conocimiento acerca de la tipografía ni hablemos; existía un curso de un día que, por supuesto, no cubría ni lo básico del gran universo tipográfico.

Tienda departamental, la biblioteca para estudiantes de diseño

Los pocos libros que llegaban a México eran casi todos de España, del sello de Gustavo Gili: La sintaxis de la imagen, de Donis A. Dondis; ¿Cómo nacen los objetos?, de Bruno Munari, y textos de Johannes Itten y Wucius Wong.

Estos long sellers formaron a muchos profesionales y profesores del país. Sin embargo, era difícil acceder a ellos debido a su alto precio en librerías como Graphis, en la colonia Anzures, que también vendía libros de la editorial suiza RotoVision.

Tampoco había conferencias de renombrados diseñadores, ni congresos, ni talleres. Los profesores que habían tenido la oportunidad de viajar y traer libros y materiales gráficos de Estados Unidos, Suiza, Polonia o Cuba transmitían, de manera oral o visual, lo que pasaba en otras partes del mundo.

Pero no todo era tan terrible como se lee. Sanborns distribuía revistas importadas de Estados Unidos, España e Inglaterra, principalmente, con temas de moda, música, artes visuales y, de vez en cuando, de diseño gráfico e industrial, lo que la convirtió en la biblioteca que más frecuentaba.

Conciencias sacudidas

Mi generación fue testigo de muchos cambios; entre ellos, los que dejó un terrible y mortífero terremoto, el cual sacudió nuestra ciudad, nuestras conciencias y, con ello, la organización de la gente para la gente.

También de un mundial de futbol, que se celebró entre ruinas y escombros, del nacimiento de Rock en tu idioma o, mejor dicho, del surgimiento de un movimiento cultural juvenil que había estado vedado y permanecía subterráneo desde el festival Rock y Ruedas, de Avándaro.

De una elección prácticamente ganada por una izquierda visible, aunque perdida por una “caída de sistema” en sentido real y figurado. De la caída del muro de Berlín, la Perestroika y la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; del surgimiento de internet, la aparición de las computadoras y del software para “diseñar” (y con ello un reaprendizaje del hacer diseño), del walkman, los discos compactos, el iPod y los teléfonos celulares, entre otras cosas.

Con ese panorama egresé de la licenciatura en diciembre de 1990, año que marcó el nacimiento de Quórum (asociación de diseñadores de México, hoy extinta) y de la Bienal Internacional del Cartel en México. 

Este evento se sumaría a un circuito de bienales de cartel en todo el mundo, el cual nos permitiría acercarnos al universo de la imagen mundial con exhibiciones, conferencias y talleres impartidos por profesionales consagrados de lugares tan lejanos como Hungría, Checoslovaquia y Finlandia.

Estudiantes: lo más importante en el ejercicio profesional

He ejercido la profesión de diseñador desde antes de egresar de la carrera. Hice gráfica en rotafolios para cursos de capacitación en diversos bancos; rotulé diplomas e invitaciones, y estampé, en serigrafía hecha en casa, invitaciones para exposiciones de arte e  hice escenografía para programas de televisión cultural (que, supongo, muy poca gente vio).

También trabajé en una imprenta especializada en cajas plegadizas durante unas vacaciones, y aprendí de la mano de mi jefe, Ricardo Rueda, mucho más en dos meses que en varios trimestres en la escuela).

Más tarde, mi primer trabajo formal (con sueldo quincenal, impuestos, retenciones y seguro social) fue en una agencia de relaciones públicas, cuyo único cliente era una muy conocida universidad privada. Allí pude desarrollar folletos, carteles, periódicos internos y campañas completas tanto para sus oficinas, como para sus ocho planteles.

A mi experiencia se suma el trabajo que realicé en dos despachos importantes en el diseño hecho en México: Illustragraphics (hoy Paragraph) y Sol Consultores, con equipos de trabajo más o menos grandes y clientes muy renombrados.

Emprendí (antes de que se pusieran de moda las palabras emprendedor o entrepreneur) tres despachos de diseño (que por diferentes motivos han desaparecido); he trabajado para editoriales y comercializadoras.

Conozco, de igual manera, la libertad, las opciones y las angustias del trabajo freelance y la enorme dicha de regalar mi trabajo (pro bono, le llaman) a proyectos de organizaciones no gubernamentales.

Desde hace más de 15 años, dedico buena parte de mi tiempo a la docencia, a impartir conferencias y talleres, a escribir y dictaminar textos y a promover y exhibir mi trabajo y el de otros colegas de todo tipo de diseño (en lo que llaman gestión cultural), así como a organizar eventos donde el diseño es el tema protagónico.

La docencia me ha permitido conocer mucha gente de gran valía y de gran importancia en mi vida profesional y personal. Me ha acercado a textos interesantísimos y formativos y me ha permitido aprender de mis estudiantes, lo más importante para mí. A la larga, espero, haber influido positivamente en sus vidas.

En todo este tiempo, he tenido muchos éxitos, muchos fracasos y errores (y horrores), a veces con grandes pérdidas económicas. De todo ello, he aprendido bastante.

Asimismo, he viajado y participado en congresos en casi todo México y el extranjero. Mi trabajo como diseñador gráfico ha sido publicado en países de América, Europa y Asia y me ha puesto en contacto con colegas (algunos de los cuales sólo conocía por textos y no personalmente) en un mundo cada vez más globalizado y complejo.

Para saber más

Licenciatura en Diseño Gráfico, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-ciencias-sociales/diseno-grafico/

Licenciatura en Diseño Gráfico, programas renovados, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.facebook.com/UICMx/videos/10155887292833068/

Angélica Monroy, Arquitectura, Comunicación, Diseño Gráfico y Filosofía entre las mejores licenciaturas en México. Disponible en https://www.uic.mx/noticias/arquitectura-comunicacion-diseno-grafico-filosofia-las-mejores-licenciaturas-mexico/

Miguel Rocha Teyssier, La serigrafía en manos de todos. Disponible en https://www.uic.mx/la-serigrafia-en-manos-de-todos/

Angélica Monroy, 1.ª Feria de cultura emprendedora UIC. Disponible en https://www.uic.mx/noticias/1a-feria-de-cultura-emprendedora-uic/

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