Hoy, como nunca antes, es importante analizar los medios de comunicación, en sus contenidos, líneas editoriales e intereses; si bien la perspectiva formal de los medios de comunicación se ha ampliado, pues los periódicos, las televisoras, las radiodifusoras y hasta el teléfono de un periodista independiente o de un ciudadano, pueden generar agenda.
Perspectiva crítica frente al exceso de contenido
El lector, televidente, radioescucha o internauta debe, ante la avalancha de contenido, mantener una perspectiva crítica sobre los medios; mientras el comunicólogo consolidar una mística profesional.
Entonces, el acceso a contenidos que generamos para informar —me niego a escribir la palabra consumir—, requiere de una responsabilidad social y profesional que en mucho surge de la academia.
¿Cómo ser responsables con el contenido?
Primero, es importante valorar y depurar la información, lo cual se ha convertido en un reto debido a las nuevas tecnologías y a la democratización que conlleva.
Hoy en día, por ejemplo, las fake news podrían ser la nueva pandemia. Ya sabemos, un post compartido mil veces se convierte en tendencia o verdad.
En un segundo escenario, ante el alcance a popularizar lo personal, es decir, lo que antes sólo se comentaba en un café, la labor del comunicador es más compleja y necesaria.
El distingo entre un post sin responsabilidad social y el de alguien dedicado a la información es, actualmente, indispensable.
Los 15 minutos de fama los hemos alcanzado ya, lo que falta ahora son los 15 minutos de responsabilidad. Es aquí donde entra la formación de los futuros comunicadores y la responsabilidad de las instituciones de generar mística con conocimiento duro.
El comunicador: puente reflexivo
El comunicador ante la perspectiva de la actual civilización del espectáculo, como marca en un principio Guy Debord y que retoma Mario Vargas Llosa en su ensayo sobre el tema, debe ser un puente reflexivo entre las pulsiones sociales que predominan y el ciudadano.
Lo anterior también lo señala Umberto Eco en De la estupidez a la locura, crónica y ensayo publicado en 2016. Parafraseando, somos el humano de la manita, aquel que saluda a la cámara sin mayor fin que salir en los medios. Pero el comunicador debe trascender este hecho para dar un verdadero sentido a los medios.
Popularidad, fama, contenido y compromiso son aspectos que en algún momento pueden compartir escenario. Así lo apunta Gabriel Zaid en El secreto de la fama, ensayo publicado en 2009, donde analiza, sobre todo, la popularidad vacía que dan las redes sociales. En pocas palabras, si es tu aspiración, adelante, sólo toma en cuenta el vacío que hay en esto y que no eres un factor de progreso social.
La importancia de la Academia
Hoy, más que nunca, la Academia, con mayúscula, tiene la responsabilidad de formar no sólo en un sentido técnico, sino también humano, ético y social. El reto es enorme y nunca termina. El compromiso, lo que se cosecha, se verá en un futuro.
Ante las nuevas tecnologías, la profesionalización del comunicador es de interés social, humano y profesional.
Que un post mil veces compartido nunca valga más que una verdad, simple y directa.
Para saber más
Especialidad en Publicidad y Medios Interactivos, Universidad Intercontinental.
Diplomado en Mercadotecnia Digital y Publicidad en Redes Sociales, Universidad
Intercontinental.
Diplomado en Marketing Deportivo, Universidad Intercontinental.
Karemm Danel, “El uso de GPT para escribir guiones”, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/el-uso-de-gpt-para-escribir-guiones/
Karemm Danel “Cine y rebeldía”, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/cine-y-rebeldia/
Umberto Eco, De la estupidez a la locura, Nueva York, Lumen, 2016.