No fue tan importante el hecho de que en su juventud el esloveno Egven Bavcar, habiendo perdido la vista totalmente, pidiera a su hermana su cámara Zorki 6, una copia soviética de la Leica.
Tampoco que se hubiera enamorado de una joven a la que decidió fotografiar, admitiéndose totalmente como ciego, sino la reflexión que tuvo después de hacerlo
Bavcar hablaba de “haber pisado un terreno que no le pertenecía”, reflexión que quiero retomar para analizar cómo operan los esquemas de pensamiento, cuestión que viene muy al caso para carreras como Comunicación y Diseño, pues es importante decir que en el caso del esloveno, intervienen en sus fotografías elementos no visuales, que es sobre lo que quiero llamar la atención.
Nueva corriente en la fotografía
El hecho de que existan fotógrafos ciegos, ha traído un nuevo panorama que impacta no sólo al conocimiento de las artes visuales, sino al de la cultura en general y a la manera en que pensamos y conocemos.
En el caso de México, las interesantes discusiones en torno al tema, empezaron a darse cuando Benjamín Mayer, promotor del debate sobre la ceguera en el campo de la fotografía, trajo a este país al fotógrafo del que se ha hablado anteriormente.
En ese entonces las discusiones parecían tocar dos ejes. El primero era que la vista era totalmente diferente a la visión, pues esta última tenía que ver con lo adquirido en otros campos y se refería a algo más construido y diferente, y que los esquemas mentales que él fotógrafo tenía, eran puestos en marcha cuando realizaba sus proyectos.
El otro punto de vista simplemente defendía la idea de que no era posible que un ciego trabajara con una cámara fotográfica, punto de vista que perdió terreno rápidamente cuando se empezó a conocer el trabajo de otros fotógrafos ciegos.
Las técnicas fotográficas de Egven Bavcar
Lo primero que llama la atención son las técnicas fotográficas de Bavcar pues son usadas de acuerdo a los proyectos que realiza. En primer lugar, el fotógrafo usa otros de sus sentidos, es decir, fotografía lo que oye y lo que toca. Por lo demás, usa una cámara autofoco con una gran certeza en la exposición automática.
Sin embargo, también realiza fotos “intervenidas” en las que una persona “normal” tendría dificultades y suele lograr que dos exposiciones se sobrepongan perfectamente. En estas últimas el concepto, el significado y el simbolismo que plasma en ellas, ha dejado admirados a sus propios asistentes. Alguna vez el fotógrafo señaló que nunca hacía fotografías que no estuvieran totalmente pensadas: “los originales están en mi cabeza”, llegó a afirmar.
Si resumimos, el fotógrafo se hizo no por lo que veía, obviamente, sino por lo que tenía en mente cuando fotografiaba. Y eso fue formándose a través del conocimiento profundo de la cultura contemporánea, pues además Bavcar se doctoró en filosofía.
Quiero concluir diciendo que en todas las ramas donde lo visual es importante, no deja de importar lo que no vemos, es decir, la manera en que concebimos el mundo y eso llega a tal grado que aún el mismo Bavcar dice haber aprendido mucho sobre el mundo a través de la fotografía, aunque su frase parezca paradójica.