Estamos viviendo la ficción postapocalíptica de la que todos los guionistas siempre hemos deseado escribir. Un virus surgió en las entrañas de un mercado exótico en China y ha comenzado a expandirse alrededor del mundo. Se ha intentado detenerlo, no obstante, ha arrebatado la vida a miles, y a otros los ha confinado en sus hogares. En otras palabras, nos hemos vuelto prisioneros del mundo que presumíamos dominar. Suena a excelente sinopsis, ¿cierto?
La catástrofe ante la ficción
En esta versión, Hollywood no tiene razón, no son los científicos estadounidenses, los más calificados para salvar al mundo. Por lo que, no tenemos la esperanza puesta en sus esfuerzos. No se han exterminado los territorios infectados con bombas atómicas, ni hay vecinos con escopetas dispuestos a matar, por miedo al contagio. No ha llegado Superman, ni el escuadrón S.W.A.T, ni la Liga de la Justicia para salvarnos de esta terrible amenaza. Quizá el coronavirus sólo nos ha mostrado el truco barato de la ficción hollywoodense, porque la vida real es muy distinta. Situación a la que todos somos igual de vulnerables.
¿Qué podemos aprender de esta experiencia?
Debemos ser observadores de la condición humana y de la vida real, ya que los nuevos formatos exigen personajes complejos y contradictorios. Estos personajes, además son multidimensionales, siempre están en búsqueda de sentido y son metabólicos. Lo que quiere decir, que se transforman, evolucionan, aprenden, se apropian de la realidad y reflejan una sociedad en transición.
El objetivo de estos personajes no es ser un héroe, sino autodescubrirse y vivir una realidad óntica, es decir, más real y humana.
La observación para la creación de personajes
Observar, como ya comentamos, es crucial para el guionista, pues su labor tan importante, refleja la reacción humana ante la emergencia. Además de otras sensaciones y condiciones en una misma situación, pero en diferentes escenarios, por ejemplo:
- El conflicto interno que denota el aislamiento.
- Los demonios ocultos que salen tras la amenaza de ser contagiados.
- Luces y destellos desconocidos se encienden en la emergencia colectiva.
- Estímulos y respuestas individual y socialmente.
- Acción y reacción en las sociedades.
En otras palabras, el guionista expone todas las realidades, otro ejemplo, cuando saqueamos, pero también alimentamos al que se quedó varado. Al cerrar las puertas de nuestra casa y al mismo tiempo, socorremos al que tose en soledad.
Hemos tenido reacciones individuales, intenciones de desafiar las prohibiciones y hasta intentos de razonar con los otros.
El personaje heroico y su transformación
El Viaje del héroe, impuesto por el mitólogo Joseph Campbell, explica este personaje, como única interpretación del hombre y sus motivaciones. No obstante, están todos los viajes de transformación aún no descubiertos, donde todos nos embarcamos en busca de nuestra propia humanidad.
Construir una ficción que nos signifique y oriente a la reflexión, es un desafío que todos los guionistas debemos aceptar. Más que un desafío, es un compromiso ético, el crear personajes metabólicos, cuyo viaje óntico dé cuenta de innumerables viajes en el devenir de la realidad.
Para saber más:
Maestría en Guionismo, Especialidad en Guionismo de Adaptación, Universidad Intercontinental.