Varios son los factores que han contribuido a través de los años para incrementar la deserción de estudiantes a nivel universitario.
La idea de que sólo los factores económicos obligan a los jóvenes a dejar sus estudios profesionales se ha desmentido, ya que, si bien es uno de los problemas más importantes, le acompañan otros que pueden prevenirse si se trabaja sobre los intereses vocacionales de los estudiantes en momentos previos a su inclusión en la vida universitaria.
La carencia de habilidades de aprendizaje es un motivo que genera dificultades en la permanencia de una carrera. Algunos adolescentes hacen elecciones de carrera que no se adaptan a sus aptitudes, sino a sus intereses y, en consecuencia, abandonan los estudios con un grave sentimiento de frustración.
La falta de asesoría y de apoyo frente a las decisiones vocacionales es otro factor primordial. Aquí entra la función del orientador, quien es responsable de acompañar en el proceso de decisión a los jóvenes, apoyándose en programas y estrategias específicas que valoren los intereses, aptitudes y demás factores externos que influyen en la elección, tales como las familias de los alumnos y la economía de éstas.
Por otro lado, el desempleo en jóvenes recién egresados y profesionistas titulados ha sido un factor que genera desmotivación en los universitarios. Algunos datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos indicaron que 6.6 por ciento de los profesionistas titulados se encontraban desempleados.
Por otro lado, es conveniente reflexionar sobre el hecho de que se ha subestimado la importancia de las asignaturas de orientación vocacional a nivel preparatoria. Mencionarlo es de vital importancia, ya que se podrían anticipar y, en muchos casos, resolver los motivos de deserción de los jóvenes, quienes, sin tener las suficientes herramientas y la orientación adecuada, se inscriben en una licenciatura para dejarla en poco tiempo.
Los programas de orientación educativa incluyen los procesos de orientación vocacional, los cuales deben cumplir con diferentes estrategias y formas de intervención.
Dichas intervenciones se pueden dar a diferentes niveles: clínico (a nivel diagnóstico), en programas (a nivel preventivo) y en consulta o asesoría (para profesores, tutores y padres de familia).
No olvidemos que el orientador educativo es un profesionista formado en áreas de pedagogía y psicología, primordialmente, y que se encuentra preparado para acompañar al estudiante en su desarrollo integral; incluyendo las competencias sociales, emocionales y dando seguimiento a su plan de vida y carrera.
Para saber más
Licenciatura en Pedagogía, Universidad Intercontinental. Disponible en http://www.uic.edu.mx/pedagogia/Licenciatura en Psicología,
Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/licenciaturas/division-de-la-salud/psicologia/
Clínicas de Salud, Universidad Intercontinental. Disponible en https://www.uic.mx/servicios/clinicas-la-salud/
“Deserción universitaria: los datos en México”, Edurama, núm. 15, 2019.
Programa de orientación educativa. Coordinación General de Docencia. Dirección General de Orientación vocacional y educativa, Universidad de Colima, 2015.