El martes 6 de septiembre de 2016, en el Auditorio Francisco Xavier, el egresado de la Licenciatura en Derecho UIC, Alejandro Aguerrebere, quien, además, actualmente es uno de los pocos periodistas especializados en beisbol y ha sido columnista de Excelsior y para LasMayores (MLB), 11ª. temporada; con 16 años escribiendo sobre beisbol y realizador del proyecto para Major League Baseball, presentó el libro del cual es coautor, junto con el pedagogo José María Alonso Aguerrebere y José Ángel Aguerrebere, titulado Don José Mariano Jiménez, héroe de la Independencia de México, el cual lleva dos ediciones: la primera, en el bicentenario de la Independencia, en 2010, y la segunda, en 2014.
Durante el evento, conducido por la maestra Sagrario Berenice López, docente y también egresada #orgullosamenteUIC, los autores expusieron la trayectoria insurgente del ingeniero potosino de mina cuyas letras están grabadas en oro en el Palacio de Minería de la Ciudad de México y cuya principal característica es haber sido reconocido como un personaje humanitario que no abusaba de su poder, además de haber extendido el movimiento al norte del país.
En su momento, Alejandro Aguerrebere dirigió unas palabras a los futuros abogados que acudieron a la presentación en las que reiteró su agradecimiento a la UIC porque, en sus palabras: “La preparación académica de la UIC sí existe y te da tablas para hacer un libro”; además, les aconsejó que siempre certifiquen la información que obtengan, que siempre luchen por sus ideales, que siempre traten de ser los mejores y que jamás olviden a su alma máter.
Mariano Jiménez, héroe poco conocido de nuestra Independencia, se presentó ante el caudillo Miguel Hidalgo y Costilla el 28 de septiembre de 1810 para ofrecer sus servicios en favor de la causa. De ahí en adelante, combatió valientemente hasta ser fusilado el 26 de junio de 1811 en Chihuahua, el mismo día en que fueron ejecutados Juan Aldama e Ignacio Allende y su cabeza fue expuesta con la de estos personajes en la Alhóndiga de Granaditas hasta la consumación de la Independencia. Sus restos se trasladaron a la catedral metropolitana de la Ciudad de México en 1823 y permanecieron ahí hasta 1925, año en que fueron colocados en el mausoleo de la Columna de la Independencia. El 30 de mayo de 2010 fueron exhumados con honores máximos y llevados al Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec) para su análisis, conservación y autentificación.