Entre otras ideas, el experto sostuvo que nuestra vocación es ser como María, icono de Dios, Nuestro Señor, ya que la Revelación en el Acontecimiento del Tepeyac es una forma de Revelación de Dios. Ella es imagen de Cristo, vive una existencia transfigurada, es la mujer que vive plenamente en Cristo. Sólo es plena cuando se vive la comunión profunda en una existencia eclesial.
Durante su exposición, el padre se basó en el significado que San Pablo le da a la palabra “icono” y en textos de Martin Heidegger, Paul Ricoeur y Jean-Luc Marion.