Entronización de la reliquia de San José Sánchez del Río en Bachillerato

Entronización de la reliquia de San José Sánchez del Río en Bachillerato

Escrito por: Angélica Monroy López

NotiUIC

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En el marco de los casi 100 años del fallecimiento del mártir mexicano San José Sánchez del Río, el viernes 14 de febrero, se llevó a cabo en el Bachillerato de la Universidad Intercontinental una ceremonia de entronización del cuadro de la imagen de San José Sánchez del Río con reliquia de tercer grado presidida por el padre Miguel Ángel Ramírez Flores, MG, director general de Formación Integral.

Durante la ceremonia, el padre Ramírez Flores dijo que Joselito es un ejemplo a seguir, un modelo para ser buenos hijos de Dios e invitó a los estudiantes a pedir su intercesión; en tanto, el diácono Moisés Rosales, los exhortó a imitar las cualidades de San José Sánchez del Río y a encontrar la luz en sus vidas pidiendo por el don de la fe.

San José Sánchez del Río nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, Michoacán. Al decretarse la suspensión del culto público, José tenía 13 años y 5 meses. Su hermano Miguel decidió tomar las armas para defender la causa de Cristo y de su Iglesia. José, viendo el valor de su hermano, pidió permiso a sus padres para alistarse como soldado; su madre trató de disuadirlo; sin embargo, él le dijo: “Mamá, nunca había sido tan fácil ganarse el cielo como ahora, y no quiero perder la ocasión”. Su madre le dio permiso, pero le pidió que escribiera al jefe de los Cristeros de Michoacán para ver si lo admitía y, al no ser aceptado, no se desanimó y luchó hasta conseguirlo.

El viernes 10 de febrero lo sacaron de la parroquia al mesón general del ejército federal. Le desollaron las plantas de los pies, y lo obligaron a caminar descalzo. Durante todo el trayecto, José, iba dando gritos y vivas a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe. Al señalarle su tumba y poniéndose al pie de ella fue sometido a ahorcamiento y acuchillamiento por sus verdugos. Uno de ellos, Rafael Gil Martínez apodado “El Zamorano”, lo bajó del árbol donde había sido colgado y le preguntó: “¿Qué quieres que le digamos a tus padres?” José respondió con voz de mucha fatiga: “Que viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos”. El verdugo sacó su pistola y lo mató de un tiro en la sien.

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