El próximo 28 de agosto, alrededor de 25 millones de niños, niñas y adolescentes retornarán a las aulas en los niveles educativos de preescolar, primaria y secundaria, en medio de una polémica mediática y política sobre la idoneidad de los libros de texto gratuito. La discusión pública se ha polarizado entre detractores y defensores de los materiales educativos que se emplearán por primera vez bajo el modelo educativo de la llamada Nueva Escuela Mexicana.
Desde 1959, fecha en que fue creada la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) (DOF, 1959), los gobiernos en turno han empleado estos materiales como apoyo pedagógico y cultural; como soporte del conocimiento derivado de los avances producidos en y desde las ciencias; pero debe reconocerse que dichos materiales han estado ajustados siempre a programas de estudio que derivan del modelo educativo nacional promovido por los gobiernos del momento. Hay que admitir que, por su propio origen estatal, en casi todos los momentos de su historia, los libros de texto han tenido un uso político y económico. Elizer Ixbar (2013) hace un recuento interesante en ese sentido en su artículo “La creación del libro de texto gratuito en México (1959) y su impacto en la industria editorial de su tiempo: autores y editoriales de ascendencia española”.
La polémica actual está siendo incentivada desde el gobierno federal, por su decisión de convocar a conferencias vespertinas a partir del pasado 8 de agosto de este año, para presentar, explicar e intentar justificar los contenidos de los nuevos libros de texto a emplearse a partir del ciclo escolar 2023-2024.
Se trata de una reacción gubernamental ante la andanada mediática contra los nuevos materiales producidos y distribuidos por el gobierno federal. Diversos actores políticos contrarios a la ideología del gobierno opinan que los nuevos libros de texto gratuito no están hechos por expertos, contienen errores de contenido, presentan descuidos en su redacción y tienen un sesgo ideológico; razones suficientes para concluir que provocarán adoctrinamiento, rezago y que comprometen el futuro de las nuevas generaciones.
Hay que insistir, de acuerdo con Ixbar, en que los libros de texto gratuito son soporte de conocimientos escolares, materiales pedagógicos y portadores de ideologías y cultura. El análisis que se realice desde la universidad debe considerar esos elementos, para hacer los aportes necesarios desde la investigación que se efectúa en las distintas áreas del conocimiento, con énfasis en los aspectos pedagógico-didácticos.
La reflexión en el ámbito universitario sobre los libros de texto debe ir más allá del descrédito inmediatista, al que ha contribuido el propio gobierno al desconocer y transitar por una ruta ajena a las técnicas consolidadas en la elaboración de esos materiales. Como ocurrió con otros ámbitos de la gestión pública, se quiso iniciar desde cero, ocultando deliberadamente la información hasta que ésta fue trascendiendo a los medios de comunicación, donde se resaltaron los descuidos o errores de contenido o de presentación de los libros de texto gratuito que, por cierto, están ya circulando por el país.
El acento debe ponerse en los aspectos pedagógicos. Por ejemplo, ¿los contenidos corresponden al grado o nivel para el cual fueron editados? En una primera revisión, podemos decir que no se respeta este criterio. El libro de Lengua Materna. Español Primer Grado de Primaria considera una formación ya avanzada de lectura para los niños de ese nivel. Sin embargo, los especialistas consideran que el desarrollo cognitivo de un niño de primero de primaria implica el desarrollo de habilidades asociativas y de relación entre objeto y concepto; pero no saber leer del todo, como supone dicho texto. El conflicto radica en que se responsabilizará al profesor de no saber enseñar “bien” a los estudiantes.
En esta misma línea de reflexión, se debe considerar la opinión de los docentes de primaria y secundaria, quienes señalan que las guías del maestro son poco claras, por lo que dejan abierta la posibilidad a interpretaciones diversas en temáticas para las cuales no han sido sensibilizados. Alertan el riesgo de acudir a materiales complementarios que terminarán afectando el bolsillo de los padres de familia.
Sin duda, éstos y otros ejemplos sobre las inconsistencias en esos materiales provienen de múltiples factores, pero uno de ellos está contenido en la sentencia de suspensión definitiva contra la impresión y distribución de los libros de texto gratuitos, que obtuvo a su favor la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF). Una juez de distrito en materia administrativa de la Ciudad de México argumentó que en la elaboración de los libros se debió seguir un procedimiento legal que, entre otras cosas, garantice la intervención de los gobiernos estatales y de los especialistas en materia educativa. Y esto es lo que está en discusión…
Referencias
Diario Oficial (1959). Decreto que crea la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, México, 13 de febrero.
Ixbar, E. (2013). “La creación del libro de texto gratuito en México (1959) y su impacto en la industria editorial de su tiempo: Autores y editoriales de ascendencia española”. En: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-66662013000400008