El viernes 3 de febrero de 2017, en el Auditorio Fray Bartolomé de las Casas de nuestra casa de estudios, se llevó a cabo el evento “Conversación Multidisciplinaria sobre violencia escolar: A propósito del acto criminal de Monterrey” en el cual se contó con la intervención del maestro Juan Pablo Brand y del doctor Georgel Moctezuma quienes llevaron a cabo una reflexión en torno de los hechos ocurridos hace unas semanas en una escuela privada en Monterrey, Nuevo León.
La conversación sobre el acto criminal en Monterrey comenzó con una breve proyección de algunas escenas de la película Los juegos del hambre, para después dar un breve esbozo de los hechos acontecidos en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, en los que, en el Colegio Americano, a pocos minutos de haber iniciado la clase, un alumno de secundaria sacó una pistola y abrió fuego contra tres compañeros y una profesora, luego de lo cual, sin salir del salón, el adolescente llevó el arma a su mentón, jaló del gatillo y cayó al piso.
Entre otras ideas expuestas a propósito del acto criminal en Monterrey, se explicó de qué manera las redes sociales han contribuido de algún modo a reforzar este tipo de acontecimientos. Así, se mencionaron, entre otros, los casos de James Holmes y el de Columbine en 1999, los cuales involucran a adolescentes.
Asimismo, se tomó como punto de partida el pensamiento del autor italiano Franco Berardi quien sostiene que “el asesino en masa no es una aberración o un monstruo; sino un personaje producido directamente por un sistema que nos obliga a ser constantemente productivos y competitivos”. Además, se destacó que, hasta hace unos años, el crimen solía ser un acto secreto; sin embargo, en nuestros días, prevalece un ambiente de notoriedad y se quiere ser “ganador por un segundo”. Se dijo: “El punto crucial es la autopercepción del individuo aislado que comete asesinatos en masa y que, este tipo de aislamiento encuentra una salida en la espectacularización de este tipo de actos”.
Por otra parte, se explicó que, en este tipo de casos, siempre intervienen hombres, no mujeres, debido a que ellos están más inmersos en la cultura de la competencia tanto en el nivel sexual como económico.
Así, citando a Berardi se dijo: “El odio de clase no es el tema. El desamparo es el problema. La desesperanza es el problema”.