Las dificultades de aprendizaje en los niños suelen reconocerse básicamente por tres factores:
- un rendimiento muy por debajo de lo esperado según su edad;
- un coeficiente intelectual alrededor de 75 —la media está entre 90 y 110—, y
- desórdenes emocionales —como angustia, depresión o frustración—, déficit sensorial —insuficiencia auditiva, visual y del gusto, entre otros— o neurológico —problemas en el pensamiento y las habilidades sociales, por ejemplo—.
Sin embargo, es común que otras características lleguen a confundirse con las dificultades de aprendizaje, como el bajo rendimiento o el lento aprendizaje. No es raro escuchar frases como “el niño es flojo para la escuela”.
Por fortuna, existe un procedimiento especializado —la evaluación psicopedagógica— que permite diagnosticar con mayor precisión si el niño presenta dificultades de aprendizaje. Con ella, es posible abordar de modo adecuado el problema.
La evaluación psicopedagógica ofrece las herramientas para saber si un niño sufre dificultades de aprendizaje o sólo presenta bajo rendimiento escolar. También aporta elementos para conocer si requiere atención de un especialista auditivo o visual o un estudio neurológico. Con los resultados de la evaluación psicopedagógica, el especialista puede sugerir acciones que favorezcan al niño en su proceso de aprendizaje.
El área psicopedagógica del Centro Universitario de Salud Mental y Servicios Educativos de la Universidad Intercontinental, cuenta con especialistas en esta evaluación, fundamental para un tratamiento adecuado. Por ello, especialistas de la Dirección Divisional de Programas Directivos y Posgrados ofrecerán un curso en línea, abierto a todo público y sin costo, cuyo propósito se enfoca en las dificultades de aprendizaje. El curso se efectuará el próximo 20 de junio. Inscríbete aquí.
Si el diagnóstico es negativo, tal vez sólo se necesite orientar a los padres de familia y posiblemente al profesor de la escuela, con lo cual podría resolverse el problema.
En cambio, si el resultado confirma que el niño presenta dificultades de aprendizaje, el psicopedagogo puede recomendar un plan de intervención psicopedagógica que contemple los aspectos necesarios para comenzar el trabajo dirigido a la solución. La intervención psicopedagógica, como proceso integrador, permite identificar las acciones más efectivas para solucionar el problema y, además, definir las mejores condiciones para que el niño desarrolle sus capacidades.
La escuela es un factor determinante para un adecuado tratamiento de la situación. De acuerdo con la Reforma Educativa, los niños con dificultades de aprendizaje tiene el apoyo del personal de la escuela para favorecerlo, orientar a los padres y, en caso necesario, remitirlo a la instancia que mejor responda a sus necesidades. En la actualidad, los profesores de las escuelas están capacitados para detectar estudiantes con dificultades de aprendizaje; saben qué hacer al respecto.
Otro punto clave para apoyar al niño con dificultades de aprendizaje es el entorno familiar. Cuando un niño sabe que le cuesta trabajo aprender en la escuela, la ayuda de la familia es fundamental. Los papás pueden ofrecer palabras de aliento, acogerlo y elevar su capacidad mediante el apoyo en su autoestima. Reconocer su esfuerzo y avances —por mínimos que sean— es un gran estímulo.
Un niño con dificultad en sus procesos de aprendizaje no debe ser etiquetado; tampoco debe hacerse caso a las suposiciones de los demás. Por el contrario, hay que tomar en cuenta las indicaciones del profesor o acudir con un especialista para distinguir si el problema es orgánico, de enseñanza o sólo de una distracción en la escuela por causa de las emociones o el ambiente.
Que un niño sea diagnosticado con dificultades de aprendizaje no significa que no podrá concluir sus estudios o que eso limite sus objetivos en la vida. Sólo se trata de dificultades que pueden superarse si se abordan a tiempo y se siguen indicaciones. Con ello y con el apoyo necesario, el niño, alcanzará el nivel del grado al que pertenece.
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