“La forma de un libro”, de John Berger
Este libro lo leí hace años. Es un breve ensayo en torno a los retratos de Fayum, el cual aborda la tradición egipcia común en la clase media en la época de la ocupación romana en el siglo II de nuestra era, en la que se retrataba a las personas que estaban por dejar este plano de existencia y que tenía una doble función, la primera, ser una suerte de pasaporte para identificarse en su tránsito con Anubis; por otra, acompañar a la familia durante el proceso de despedida de su familiar. Me llamaron la atención en esa primera lectura la belleza del texto de Berger, los retratos de sí mismo (son un híbrido de culturas: egipcia, griega y romana, que influyen en la representación de estos bellos rostros) y la naturalidad con la que esa sociedad convivía con la muerte.
No dejo de pensar en cómo simbolizamos hoy en día ese tránsito de la muerte. Ante la despedida de nuestros seres queridos solemos utilizar flores, una fotografía de nuestro ser querido y se le hace una misa, todo para guiarlo en su camino a un lugar mejor. También reflexiono en la manera como los artistas viven esos procesos, cómo simbolizan y plasman las pérdidas de sus objetos de afecto. Esta reflexión es porque tienen la capacidad de expresarse en un lenguaje que es más que palabras, es el lenguaje del arte, del dibujo y la gráfica.
Obras que hablan de los que ya no están
Hay varios ejemplos de obras que honran al que ya no está, y que comunican el dolor y la tristeza por su partida. Edvard Munch y los múltiples retratos de su hermana en su dormitorio es una de esas obras; Egon Schiele, quien retrató a su querida Edith ante su partida y pocos días antes de ésta; Julio Ruelas y el bellísimo retrato de su madre, quien parece dormir plácidamente, y el infaltable Lucian Freud, quien no paró de retratar a su madre en su viudez y últimos días.
Hay múltiples estilos, técnicas y formatos en estos retratos, algunos en vida, otros en la recta final de la misma… algunos para recordar a la persona y otros más para entender que ya no está, pero reconocer lo que les dejó.
Yo me pregunto, ¿qué me detuvo a sacar mi libreta y una pluma? ¿La incapacidad de simbolizar el sentir ante el adiós a mi padre? Son preguntas para las que hoy por hoy no tengo respuesta, pero tengo el consuelo de tener las herramientas y el lenguaje plástico para, en algún momento, poder simbolizar esa despedida.
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