¿Quién de nosotros no se ha sentido fracasado por un rechazo? Por un amor, un trabajo o una universidad.
En la mayoría de los casos, resulta inevitable asociar el ser rechazado con el fracaso. Cuando esto ocurre el ánimo se viene abajo y nos invade la tristeza.
Sentimos que el mundo se acaba y que ya no habrá futuro, porque el rechazo es duro.
No eres un fracasado
Haber sido rechazado por una universidad no significa de ningún modo que eres un fracasado.
Cuando una puerta se cierra, mirar alrededor nos permite comprobar que hay muchas otras abiertas.
Vencer los obstáculos —como la tristeza y el miedo— nos hace confiar más en nosotros mismos, y eso nos encamina a la conquista de nuestros deseos.
La utilidad de los fracasos
Los llamados fracasos no son otra cosa que acontecimientos de la vida para sacudirnos. Imagina que vas por la calle y algo te hace tropezar. Sorprendido, con dolor —y pena—, seguro te pones de pie y limpias el polvo. Luego retomas el camino y tienes mayor cuidado con el lugar que pisas.
Así debe pasar con los rechazos: sorprenden —aunque a veces los esperamos o tememos—, nos duelen y avergüenzan. Pero también son una oportunidad para mejorar nuestro viaje por la vida.
Nada es para tanto
Entonces, dejemos atrás el drama para fijar la mirada en lo que está por delante. Parece difícil cuando hay dolor, pero puede lograrse con ayuda de algunos consejos.
1. Conecta con tus sentimientos
Es importante dejar fluir tus emociones, el dolor, el enojo o incluso el llanto. Sin embargo, es aún más importante no quedar indefinidamente en esas emociones. Date un tiempo para sentir el rechazo, pero levanta pronto la mirada.
Pregúntate si en verdad la carrera por la que concursaste es la que se acomoda a tu vocación. Averigua en ti mismo las ventajas y desventajas de estar en la universidad que habías elegido.
2. Acepta el rechazo
A todo mundo le pasa, ya lo sabemos, pero es esencial que lo comprendas bien. Para ello, vete a ti mismo como si fueras otra persona y eso le restará fuerza a la emoción. Estas experiencias son parte de la vida y nos permiten aprender de ellas.
3. No te culpes
Esto es básico. No te sientas culpable. Las razones del rechazo se deben a diversos factores.
No ser aceptado en cierta universidad tiene que ver más con el número de solicitantes que con tu desempeño.
Sin embargo, es posible que no tenga que ver contigo, sino con la demanda de la universidad para la que concursaste. Por ejemplo, en 2017, la UNAM pudo recibir sólo a 8.6 por ciento de los aspirantes a licenciatura. No quedaron fuera los “malos”, sino los que no tuvieron cupo.
4. Olvídate de lo que piensen los demás
No te ayuda pensar en el qué dirán. Todos hemos pasado por ese trago amargo, así que nadie puede juzgarte como un fracasado.
Tal vez el rechazo escolar sea más incómodo que los de otro tipo, pues es de dominio público. Es más fácil que nuestro círculo sepa que fuimos rechazados por una escuela que por un amor o un trabajo.
5. Vuelve a intentarlo
No dejes que te venza el desánimo e inténtalo de nuevo. Pero no te empeñes en buscar siempre en los mismos sitios, a menos que haya una razón muy específica.
Busca qué otras universidades imparten la licenciatura que te interesa. Revisa su oferta, porque pueden brindarte un extra en tus estudios. Los cursos de idioma, las prácticas profesionales, los intercambios académicos y la misma ubicación influyen de manera determinante en tu carrera.
Para saber más:
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Becas y cursos, Universidad Intercontinental, disponible en https://www.uic.mx/intercambio-academico/becas-y-cursos/
Intercambio académico, Universidad Intercontinental, disponible en https://www.uic.mx/intercambio-academico/testimonios/
Teresa Moreno, “Sólo 8.6% de aspirantes a la UNAM se quedaron”, El Universal [en línea], 27 de marzo de 2017. Disponible en http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/sociedad/2017/03/27/solo-86-de-aspirantes-la-unam-se-quedaron
Diccionario etimológico [en línea]. Disponible en http://etimologias.dechile.net/?fracasar