Los seres humanos perciben el mundo que los rodea a través de los sentidos. Los olores, los sonidos, las imágenes, el gusto y el tacto son los canales por los cuales una persona entra en contacto con su realidad, una realidad personal y especifica que hasta cierto punto se encuentra condicionada por el contexto en el que se desarrolla cada individuo.
De esta manera, el neuromarketing hace uso de todos los recursos sensoriales para ofrecer un resultado óptimo, pues analiza principalmente los niveles de atención y la reacción del cerebro.
¿Cuáles son los tipos de Neuromarketing?
El neuromarketing se divide principalmente en tres tipos: el neuromarketing auditivo, el neuromarketing visual y el neuromarketing kinestésico. Técnicas que se utilizan en publicidad, marketing y ventas para acercarse al usuario, provocar una conexión con el cliente, hacer sentir una experiencia y estimular las ventas.
Neuromarketing Kinestésico
El neuromarketing kinestésico engloba todo lo que el ser humano es capaz de sentir a través del tacto, el olfato y el gusto. De esta manera, el cerebro recolecta la información y analiza si el estímulo provoca alguna reacción o emoción.
- Tacto
Este es uno de los sentidos más importantes, pues a través de las terminaciones nerviosas que se tienen en la piel, envían información al cerebro. Esta es la manera en como el individuo hace tangible la realidad, el cual tiene una fuerte asociación con la seguridad.
A través del tacto se pueden percibir ciertas cosas como, la temperatura, las texturas y el dolor, percepciones ligadas a las emociones. Por ejemplo, percibir dolor despierta en el individuo generalmente emociones negativas, la temperatura puede brindar una emoción de confort y en cuanto a las texturas se pueden evocar varias emociones, como una textura sedosa, que es asociada a la ternura y calidez.
- Olfato
El olor es el estimulador más relevante de emociones y sensaciones, pues el cerebro humano lo asocia directamente con algo positivo o negativo. Sin embargo, un olor agradable o desagradable, está completamente ligado al contexto personal y cultural del individuo, por lo cual es completamente subjetivo.
- Gusto
Este es uno de los sentidos más difíciles de introducir al neuromarketing, principalmente porque su reacción depende completamente de la acción voluntaria del usuario para probar algún producto. Al igual que el olfato, el gusto es un sentido subjetivo, el mismo sabor puede activar alguna reacción diferente en cada persona.
El neuromarketing kinestésico aún se encuentra en desarrollo, sin embargo, es un área con mucho potencial.
Neuromarketing Visual
Este es uno de los tipos de neuromarketing más importantes, pues es el que utiliza estrategias que se captan a través de la vista. Es el más eficaz, ya que llega de manera rápida al cerebro y hace que se activen emociones, capta la atención en un punto específico y permanece en la memoria de los usuarios por algún tiempo.
El ejemplo perfecto de este tipo de marketing son los estantes en los supermercados, pues los productos están orientados estratégicamente para lograr más ventas. Una estrategia común es centrar el producto que requiera mayores ventas y poner de su lado izquierdo un producto más barato y a su derecha un producto más caro, psicológicamente el cliente tiende a elegir el producto de precio medio.
Neuromarketing Auditivo
Al igual que las opciones anteriores, el marketing basado en el uso de sonidos y melodías, pretende activar emociones como: alegría, tristeza e incluso relajación.
Al igual que ocurre con las imágenes, la música tiene el poder de activar el lado más sensible de los individuos y de esa manera alterar el comportamiento de compra.
Dentro de los ejemplos más relevantes destacan los sonidos asociados a una marca en específico, los espacios como tiendas de ropa y supermercados donde fomentan la compra a través de las melodías o canciones y los efectos auditivos, como el crujir de un alimento o el destapar un refresco.
En conclusión, el neuromarketing tiene como objetivo analizar cómo reacciona el cerebro y todos los sentidos al recibir una acción. Para lograrlo se evalúan: las emociones, la atención y la capacidad de retención.