El patrimonio es el legado cultural que recibimos del pasado, que vivimos en el presente y que transmitiremos a las generaciones futuras.
Ampliación del concepto patrimonio
El concepto de patrimonio y sus pautas de valoración se han ido transformando y ampliando con el paso del tiempo. Eso muestra una clara vocación a convertirse en una categoría omnicomprensiva.
Del bien patrimonial “cosa”, material y concreto, hemos pasado al bien inmaterial, al patrimonio difuso, al bien natural y al mixto. Y también a una amplia clasificación de la cual aquí citamos algunos tipos:
- arqueológico,
- arquitectónico,
- artístico,
- documental,
- bibliográfico,
- científico,
- gastronómico,
- industrial,
- oral,
- paisajístico,
- subacuático,
- monumental,
- vernáculo…
La lista anterior es parte de un largo etcétera de subdivisiones susceptibles de contener cualquier elemento que se quiera acotar.
Patrimonio, sin adjetivos
En la producción científica podemos documentar, desde finales del siglo pasado, una consistente tendencia a defender que estas adjetivaciones son inadecuadas e incluso innecesarias. En la práctica, parecen operar poderosas razones que impiden que estos postulados terminen por permear la cotidianidad de la gestión patrimonial.
Desde objetos hasta edificaciones
Vastas colecciones de objetos eran atesoradas por trotamundos burgueses del siglo XVIII, sorprendidos por su exotismo. Grandiosos edificios sirvieron de evocador escenario para grabados y cuentos de los viajeros románticos del siglo XIX. Mientras, los bienes patrimoniales se inscribían en la esfera de lo material, pues sus valores eran considerados inherentes al propio objeto.
Convenciones de la Unesco
Habrá que esperar al siglo XXI para que la Unesco sancione la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003. Por ejemplo, los saberes, tradiciones y creencias. O las celebraciones y los conocimientos y práctica de la herbolaria y la gastronomía, entre otros.
También llegará la Convención para la Protección y Promoción de la Diversidad de la Expresiones Culturales de 2005. Se ocupa de las diferentes formas en que se manifiestan las culturas populares. O la Recomendación sobre Paisaje Urbano Histórico de 2011, para evitar que el desarrollo urbano responda a intereses opuestos a futuros urbanos sostenibles.
A su vez, instituciones como el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS por sus siglas en inglés), el Consejo de Europa o la Organización de los Estados Americanos (OEA) actúan. Promulgaron sus propias listas, registros, inventarios o declaratorias, que destacan visiones parciales de nuestra herencia común.
Fragmentación de la noción patrimonio
Entonces, el patrimonio se vuelve objeto de continuas incorporaciones, extensiones, mixturas heterogéneas. Éstas comprenden una enorme cantidad de complejos procesos relativos a su identificación, delimitación, interpretación y tutela.
Esta imparable expansión y fragmentación de la noción de patrimonio tiene como consecuencia que los límites entre las diferentes categorías:
- Se vuelvan cada vez más difusos,
- los criterios de valoración se tornan ambiguos y
- los contenidos resultan inabarcables.
Todo parece convertirse en un bien susceptible de ser patrimonializable, según la categoría específica en la que se inscriba.
El bien patrimonial: resistencia a la acotación
Sin embargo, la cultura se expresa a través de sus representaciones. El bien patrimonial se entiende como un hecho cultural, como vehículo de significado. Por ello, se resiste a cualquier tipo de acotación, como tangible/intangible, como un inventario/elemento de una lista, como un bien “cosa”/bien “actividad”. Delimitar, segregar y jerarquizar expresiones concretas de la cultura. Lamentablemente, ésa es la visión vigente en la práctica general de la gestión y de la tutela del patrimonio.
La festividad de Día de Muertos y la Pirámide de Guiza se vinculan con la muerte. La primera es una expresión inmaterial y la segunda material. Más allá de ello, ambas son un patrimonio cultural.
La visión fragmentaria y monumentalista del patrimonio sigue siendo hegemónica entre la población, incluso entre muchas instituciones y operadores turísticos.
Esta distancia entre el ámbito académico, los tímidos avances de las instituciones y la aparente aceptación de la sociedad requieren tiempo necesario para que los enfoques integrales del patrimonio permeen sobre los parciales.
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